El pasado viernes 05 de enero, se promulgó la Ley “Karin”, la cual modifica el código del trabajo, y otros cuerpos legales en materia de acoso laboral, sexual y violencia en el trabajo, poniendo énfasis en que las relaciones laborales deben fundarse en un trato libre de violencia, compatible con la dignidad de la persona y con perspectiva de género.
En las últimas décadas, el entorno y la estructura del trabajo han tenido profundas modificaciones, lo que ha generado cambios en el mundo laboral y en los riesgos que enfrentan los y las trabajadores/as. Escenario complejo teniendo en cuenta que, durante el 2022 y 2023, las licencias médicas por salud mental lideran el ranking de diagnósticos registrados por la SUSESO.
Resulta prioritario que las organizaciones reconozcan la importancia que tienen las condiciones laborales y los ambientes de trabajo en la salud (física y mental) de las personas y cómo la mirada segmentada de la gestión puede abrir espacios para que emerjan contextos nocivos para los y las trabajadores/as. Siendo el trabajo una actividad central en la vida de las personas, las organizaciones tienen la responsabilidad ética de brindar espacios de desarrollo, libre de violencia y discriminación, situando como eje central: la dignidad humana.
Con la promulgación de esta ley, se marca un hito importante para todos/as los trabajadores que se encuentran siendo vulnerados/as en sus derechos fundamentales. Este es un mensaje claro de que, como sociedad, debemos tener tolerancia cero ante conductas vejatorias, quienes las ejercen y los contextos que las facilitan.
Paulina Chávez Gómez
Directora de Psicología UST Los Ángeles
Magíster en Gestión de RRHH y Habilidades Directivas
Fuente: Simplicity.