- Según el agroclimatólogo de la Universidad de Talca, Patricio González Colville, a pesar del posible aumento en las lluvias, esto no sería suficiente para resolver la sequía que se arrastra en el país desde hace más de una década.
El fin del fenómeno climático de “La Niña” que dará paso al efecto contrario, conocido como “El Niño”, traería un invierno de menores temperaturas que el 2022 y la posibilidad de una mayor cantidad de lluvias, así lo explicó el agroclimatólogo y académico de la Universidad de Talca, Patricio González Colville.
El especialista agregó que, “lo que ocurrirá este año, desde el punto de vista climático, es bastante complejo, porque estamos en una transición desde La Niña, que ha durado casi 3 años y medio, a otro fenómeno, que podría ser con una característica de débil a moderado”.
En este sentido, el especialista indicó que, a pesar de que con este cambio meteorológico aumentarían las lluvias, se descarta que esto ponga fin a la sequía que se registra en el país por cerca de 15 años.
“Desde que empezó el cambio climático, y la megasequía, el evento de El Niño pareciera ser que ha perdido intensidad, por lo que no hay que tener mucha esperanza de que este evento vaya a tener lluvia de consideración o que puedan romper este ciclo de escasez hídrica”, manifestó.
El estudio desarrollado por el académico precisó que, ninguno de los eventos de este tipo que se registraron en las últimas décadas tuvieron la “suficiente capacidad para quebrar el ciclo de la sequía”.
“Pareciera ser que el cambio climático global se está sobreponiendo y debilitando la capacidad que tuvieron estos eventos en el pasado para generar cuantiosas lluvias y nevadas. Probablemente el otoño-invierno 2023 tenga un comportamiento semejante, con tendencia a culminar con déficit de precipitaciones”, planteó González Colville. Y puntualizó que, es probable que en algunos meses de esta temporada se acumulen “algo más de lluvias”, pero que, en la suma anual, este sea otro año de sequía.
Expectativa
De todas maneras, los efectos de este acontecimiento climático se comenzarían a sentir a fines del primer semestre. “Hay una probabilidad sobre el 60% que se sienta desde julio hasta finales de año. En esta etapa vamos a estar en un fenómeno de transición, lo que se llama ‘Niño neutro’”, expuso el científico. Esto significaría que, “lo más probable es que tengamos baja pluviometría durante el otoño y también las temperaturas mínimas van a ser bajas”, aseguró González Colville.
El científico pronosticó que, El Niño probablemente generaría un invierno más duro que los años anteriores. “Vamos a tener bastante frío y heladas que van a empezar en el mes de mayo y se extenderán por junio y julio, junto a la baja temperatura”, añadió.
Fuente: UTalca.