- En el Taller de Operaciones Marinas de la Escuela de Ciencias del Mar de la PUCV participan 24 alumnos, de los cuales 20 son mujeres.
Saber hacer nudos es una tarea no menor para un oceanógrafo, ya que con esta habilidad pueden atar adecuadamente los equipos con los que trabajan en el mar o incluso salvar su vida en caso de emergencia y trabajar seguros a bordo de una embarcación.
También es fundamental que, para las salidas a terreno, es decir para las navegaciones, sepan conceptos de operación de un robot submarino, puedan recolectar adecuadamente muestras, trabajar a bordo de una embarcación, instalar una red de recolección de plancton, manejar un winche para operar equipos, operar GPS, ecosondas, plotter, botellas oceanográficas, rastra, entre otros.
Todo esto están aprendiendo quienes participan en el Taller Aplicado de Operaciones Marinas, que se dicta para estudiantes y egresados de la carrera de Oceanografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
El profesor a cargo del taller, José Merino, indicó que por ejemplo en el caso de los nudos “definimos cinco tipos, que entre la gran variedad que existen, son los más usados y útiles, y que pueden ser tanto para atar equipos como para temas de seguridad”.
Agregó que “les enseñamos también a manejar un ROV, que es una especie de submarino dirigido remotamente, en tiempo real. Este submarino tiene un cordón umbilical y desde la superficie se utiliza un monitor y una consola de control, entonces les enseñamos a operarlo pero también a desarmarlo, ensamblarlo, realizar reparaciones básicas, mantenciones preventivas y, resolver problemas que se pueden producir durante un crucero de investigación (expedición)”.
Además, los estudiantes aprenden a operar correctamente drones, “que se están ocupando mucho en investigación en ciencias aplicadas, por ejemplo, se puede sobrevolar una playa y contabilizar los lobos marinos presentes tomando imágenes de calidad resolución y/o usando cámaras térmicas. Otra de las clases permite aprender a usar un winche, que es básicamente un carrete que enrolla un cable, que permite descender instrumentos de medición o colecta de muestras, para luego subirlos a la superficie. Considerando que un winche puede ser energizado con un motor a bencina o electricidad, los alumnos deben ser capaces de operarlo y solucionar los problemas típicos que este tipo de equipos tiene”, detalló el académico.
Durante este mes los jóvenes van a realizar su primera salida a terreno, en el sector de Laguna Verde donde van a operar desde un bote a motor, “van a tener la oportunidad también de trabajar a bordo de una embarcación, llegar a los puntos designados y usar todos los equipos que les hemos ido mostrando en el taller. Deben hacer todo bajo la supervisión de los profesores, apoyando en caso de necesitar ayuda en caso de dificultades”.
Alto porcentaje de mujeres
Además del gran interés que generó entre los estudiantes y egresados este taller, que incluso debió ampliar sus cupos, a los profesores les llamó la atención que más del 80% de quienes participan son mujeres. “Tenemos 24 estudiantes y solo cuatro son hombres, lo que nos sorprende y alegra porque las mujeres son muy comprometidas y detallistas”, comentó Merino.
Taller para otras carreras
El director de la Escuela de Ciencias del Mar de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Dante Queirolo, indicó que si bien este taller se definió de modo experimental solo para estudiantes de Oceanografía y como una forma de recuperar la falta de trabajo en terreno que se produjo en la pandemia, se está evaluando establecerlo como un ramo optativo para esa carrera y también como un taller para otras. Esto dado el alto interés que despertó entre los estudiantes de distintas unidades académicas.
Fuente: PUCV