En la era digital, la dependencia tecnológica es una característica intrínseca de empresas e individuos. La tecnología impulsa la productividad, la comunicación y la gestión de datos, facilitando una variedad de actividades diarias. Sin embargo, esta situación también conlleva riesgos significativos, especialmente cuando los proveedores de servicios tecnológicos experimentan fallos lo que deja en evidencia algunas vulnerabilidades tanto en empresas como en personas.
Para las empresas, un fallo en un proveedor de servicios tecnológicos puede significar la paralización de operaciones. La interrupción de estos servicios puede llevar a pérdidas económicas significativas, así como de datos importantes y una disminución de la confianza de los clientes y socios comerciales. Por su parte, para las personas puede impactar en la imposibilidad de acceder a correos electrónicos hasta problemas con la banca en línea; asimismo, la falta de acceso a servicios esenciales puede causar estrés y frustración. En algunos casos, estos problemas pueden tener repercusiones financieras personales si afectan la capacidad de realizar transacciones importantes.
Es de esperar que las empresas con las cuales operamos día a día sean conscientes de este peligro. Deben tener planes de mitigación, diversificación de proveedores, planes de contingencia y sistemas de respaldo de datos para garantizar una continuidad operativa más robusta. En cuanto a las personas, debemos ser conscientes del riesgo que conlleva la dependencia tecnológica y tener planes alternativos. Es fundamental realizar copias de seguridad de nuestros datos en discos duros externos, actualizar continuamente las contraseñas, contar con métodos tradicionales (análogos/manuales) para suplir un servicio ‘caído’ y mantener una pequeña reserva de efectivo para imprevistos. La lección es clara: en un mundo cada vez más digitalizado, la preparación y la previsión son claves para minimizar el impacto de los fallos tecnológicos en nuestras vidas.
Juan Carlos Escares, director de carrera del Área Informática, Santo Tomás San Joaquín.
Fuente: Wearesimplicity.