El senador del PPD Guido Girardi, presidente de la Comisión de Salud de la Cámara Alta, respaldó “más allá de la forma, el debate de fondo”, planteado por la ministra de Salud, Helia Molina, en el sentido que en el país ocurre “un alto número de abortos encubiertos que son atendidos bajo otros diagnósticos o fuera del país”.
“En la sociedad chilena existe una gran hipocresía pues según estudios serios del doctor Ramiro Molina, una de las persona que más ha trabajado en el tema, en Chile ocurren cerca de 100 mil abortos por año. Existe una gran inequidad respeto a los derechos sexuales y reproductivos, en las comunas pobres como Lo Espejo o Cerro Navia, entre el 20 y el 25% de las niñas menores de 18 años están embarazadas. Y en las comunas ricas, son menos del 2%, pese a que todas tienen una similar conducta sexual y el inicio de la sexualidad es relativamente parecido. Entonces, ¿por qué esas diferencias? Es evidente que en los sectores de mayores ingresos tienen acceso a la interrupción del embarazo bajo distintas modalidades encubiertas”.
Para el parlamentario una de las mayor incongruencia se produce con los sectores conservadores “que al mismo tiempo de decir oponerse al aborto son los que lo favorecen oponiéndose a todos los instrumentos de salud pública científicamente validados y recomendado por la OMS para prevenirlos: se han opuesto a la a la educación sexual, al uso del condón e, incluso, acudieron al Tribunal Constitucional para impedir el uso de la T de cobre y de la píldora del día después. Son los principales responsables de haber estigmatizado y satanizado la educación sexual y los métodos anticonceptivos como algo negativo y pecaminoso dejando al aborto como un mal instrumento de regulación de la natalidad para evitar el embarazo no deseado”.
Para el parlamentario el argumento de que no es necesario legislar sobre el aborto pues nunca se penaliza “prueba que se trata de una legislación anacrónica y que ya habría sido derogada si efectivamente se penalizara a las miles que interrumpen el embarazo de manera encubierta”.
El senador afirmó que quienes son “contrarios al aborto y desean evitarlo, primero deben reconocer los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y entender que las parejas tienen una sexualidad relacionada con los vínculos afectivos y no sólo para procrear. Los que vean una connotación negativa o de pecado a las relaciones sexuales que no tengan afán reproductivo, pues que no pequen, pero no pretendan que crean lo mismo los demás”.
Girardi añadió que “nadie quiere hacerse un aborto. El aborto es un mal social que se produce como consecuencia de una sociedad que no tiene educación sexual y que se le dificulta el acceso y conocimiento sobre métodos anticonceptivos. Si queremos evitar el aborto hay que prevenir”, y recordó que “a principios del siglo pasado la sociedad chilena discutió sobre la necesidad de legalizar el aborto terapéutico y, en 1931, se incluyó la interrupción del embarazo por causas médicas en la legislación chilena. En las postrimerías de la dictadura militar, en 1990, y a instancias de personajes como el sacerdote Raúl Hasbún o el almirante José Toribio Merino, el general Augusto Pinochet derogó la ley. Aduciendo defender la vida, el mayor genocida en la historia de este país, terminó con el mecanismo legal que permitía poner fin a un embarazo si estaba en riesgo la vida la madre o que no llegaría a buen término”.
Y agregó que “es un acto reparatorio restablecer el derecho de la sociedad chilena a decidir. Que las mujeres decidan, que no sea la UDI, ni nadie quien decida por ellos. Considero tan legítimo que una mujer prosiga su embarazo -pese a no ser viable o producto de una violación-, así como la decisión de interrumpirlo, que pueda tomar otra persona bajo las mismas circunstancias”.
Para el jefe de bancada de los senadores PPD, “es una aberración que, más encima, quieran que una menor violada y embarazada corra, además, el riesgo de ir a la cárcel esas mujeres vayan a la cárcel si interrumpe su estado de gravidez. Esa es la dictadura moral que tiene hoy a Chile como uno de los pocos países del mundo sin legislación al respecto”.
El senador Girardi afirmó que “en términos reales y de manera concreta yo estoy por prevenir y evitar l aborto y por eso abogo por una verdadera educación sexual, por un acceso universal a los métodos anticonceptivos. El problema que hoy en día quienes sufren esta hipocresía son los más pobres que no pueden acceder al aborto en clínicas privadas y bajo otro tipo de diagnóstico”.
Girardi concluyó señalando que “no soy partidario que ninguna mujer vaya a la cárcel por interrumpir su embarazo, menos si es por las tres causales que incluye el proyecto de ley que próximamente pondremos en tabla”.
Fuente: Prensa Senador Girardi.