Aunque hoy muchos hogares del país cuentan con sistemas de calderas, en otros tantos el calefón sigue siendo la opción para elevar la temperatura del agua de uso doméstico. Por lo mismo, conocer el aparato y reconocer su correcto funcionamiento es clave para evitar accidentes y eventuales fugas de gas.
Para ello, el prevencionista de riesgos de Mutual de Seguridad CChC, Rolando Galleguillos, entrega algunas recomendaciones:
¿EN QUÉ DEBO FIJARME SI TENGO O INSTALARÉ UN CALEFÓN?
Adecuada ventilación. El uso de estos artefactos genera gases de combustión (como el monóxido de carbono) y consume el oxígeno, por lo que el lugar donde se ubique debe contar con buena ventilación y flujo de aire.
Aislamiento. Lugares comunes y de uso frecuente por la familia, como dormitorios o baños, nunca son una opción viable para albergar un calefón. En la cocina, el calefón no debe estar cerca de los quemadores.
Llave de paso a la mano. Asimismo, el equipo debe contar con una llave de paso de fácil acceso, que permita cortar el suministro de gas. Nunca conecte el calefón directamente a un cilindro de gas licuado.
Instalación certificada. La instalación del calefón debe realizarla un técnico competente, de acuerdo a las normas de seguridad exigidas por la Superintendencia de Electricidad y Combustibles (SEC).
¿CÓMO IDENTIFICO SI MI CALEFÓN FUNCIONA CORRECTAMENTE?
La llama es de color azul tenue, sin rastros amarillentos ni crepitaciones (chispas).
La llama no expende olores.
La temperatura del agua es la adecuada cuando está encendido.
Su encendido no es explosivo.
Si algunas o todas las condiciones anteriores no se cumplen, solicite una inspección técnica inmediata del calefón con un servicio autorizado, ya que podría ser necesaria una limpieza de los conductos internos o alguna otra reparación. Si no tiene problemas, aún así realice una revisión técnica, por lo menos, una vez al año.
¿QUÉ DEBO HACER SI DETECTO “OLOR A GAS”DERIVADO DE UNA POSIBLE FUGA?
Lo primero que debe hacer es ventilar el recinto.
No realice ninguna maniobra que pueda provocar chispas, como encender fósforos o encendedores. Tampoco debe prender la luz o cualquier dispositivo eléctrico que pueda generar corriente.
Por lo mismo, nunca busque la fuga con un fósforo. En cambio, haga rápidamente una lavaza con agua y jabón, y aplíquela con una brocha o esponja en los lugares donde crea que puede estar la fuga. Así, el escape de gas provocará burbujas.
Por último, el artefacto debe dejar de ser utilizado hasta que se haya corregido el origen del problema.
Fuente: Consultora ICC Crisis