Santiago, 14 de junio de 2023. Los países de América Latina y el Caribe deberían reducir su porcentaje de deuda, de un promedio de 70% a un rango prudente de 46%-55% del PIB, de acuerdo con el informe “Lidiar con la deuda: Menos riesgo para más crecimiento en América Latina y el Caribe”, presentando en el seminario del mismo nombre organizado por el BID y la Escuela de Negocios UAI.
El encuentro tuvo lugar este miércoles 14 de junio en la sede Vitacura de la Universidad Adolfo Ibáñez y contó la presencia del Ministro de Hacienda, Mario Marcel; representantes del organismo internacional y académicos de la Escuela de Negocios, entre otros expositores invitados.
De acuerdo al reporte presentando, Chile ha sido reconocido tradicionalmente en la región por su prudencia fiscal, lo que le ha permitido enfrentar de manera contracíclica impactos tan profundos como la pandemia y la crisis financiera internacional de 2009. Sin embargo, existen desafíos que requieren fortalecer los multiplicadores fiscales, con el fin de contribuir por esta vía a cerrar las brechas sociales y estimular el crecimiento a largo plazo.
Según Óscar Valencia, economista líder de la División de Gestión Fiscal y Municipal del BID y coeditor del estudio, “el fortalecimiento institucional es fundamental en este proceso. Es necesario establecer un ancla de mediano plazo para mejorar la efectividad de la regla fiscal. Además, se requieren marcos macroeconómicos plurianuales que permitan establecer estrategias fiscales creíbles y sólidas frente a los distintos riesgos fiscales que enfrenta el país”. En el caso de Chile, la fortaleza de las instituciones fiscales, como el Consejo Fiscal y la regla fiscal, le han permitido mitigar los impactos negativos de desafíos económicos globales y se espera que continúe así.
Andrew Powell, asesor del Departamento de Investigación del BID y profesor visitante distinguido en Williams College, y coeditor del informe, dijo que una gestión prudente de la deuda contribuirá a fortalecer aún más los mercados de capitales, convirtiéndolos en actores importantes para movilizar recursos hacia el sector privado y promover la inversión y el crecimiento a mediano plazo.
Deuda de América Latina y el Caribe
El estudio, parte de la serie Desarrollo en las Américas del BID, revela que la deuda total de América Latina y el Caribe aumentó hasta US$5,8 billones, o el 117% del PIB, desde menos de US$3 billones en 2008. En tanto, la deuda pública de la región creció del 58% en 2019 al 72% en 2020 debido a paquetes fiscales relacionados con el COVID-19, menores ingresos y la recesión.
Los altos niveles de deuda pueden obstaculizar el desarrollo, porque impulsan a los inversores a exigir mayores rendimientos, desplazando las inversiones privadas y obligando a los gobiernos a desviar recursos escasos para pagar intereses, en lugar de invertir en infraestructura y servicios públicos. Los altos niveles de endeudamiento también reducen la capacidad de los países de responder a futuros shocks económicos para apoyar a los hogares y las empresas, y aumentan el riesgo de una crisis.
El informe del BID recomienda una agenda de formas para que la deuda se convierta en un motor para el crecimiento, incluyendo medidas para fortalecer las instituciones macrofiscales, reducir la deuda pública y mejorar su gestión y garantizar un entorno de financiamiento favorable para las empresas.
Según Paula Margaretic, economista de la Escuela de Negocios UAI, en el caso de Chile, de acuerdo a datos de la última Encuesta Financiera de Hogares, en 2021 el 12% de los hogares declaraba que tomaba deudas para cancelar otras deudas. “Esto de hecho es una buena noticia cuando uno piensa que tres años antes, ese número era casi 20%. Entonces, es un tema relevante (el sobre endeudamiento). La literatura económica y financiera al respecto dice que el sobre endeudamiento en general está relacionado más con el comportamiento individual”, dijo.
“Conocemos poco cuál es la influencia de los factores de los acreedores y el entorno macroeconómico en la propensión a entrar en situaciones de sobre endeudamiento. Por ejemplo, sabemos poco sobre los consumidores que caen en deudas problemáticas o excesivas debido a la disponibilidad de muchos productos financieros instantáneos”, advirtió.
Por su parte, el economista de la Escuela de Negocios UAI, Juan Pablo Medina, se refirió a las presiones de gasto experimentadas desde octubre de 2019 y luego, con motivo de la pandemia, señalando que si bien éstas vienen “desde antes”, se trata de un escenario de manejo presupuestario que “se complejizó”.
“Ahora hay más instancias, hay más actores, distintas prioridades… La intensidad de estas presiones de gasto están ahí, latentes todavía, y no sabemos cómo van a evolucionar hacia adelante y con qué intensidad se van a ir manifestando”, señaló.
Fuente: UAI