Ramón Mauricio Bórquez, Account Manager para Seguridad Pública, Motorola Solutions
Chile
Con la llegada de las altas temperaturas, Chile se enfrenta nuevamente a la temida
temporada de incendios forestales que, como sabemos, han devastado gran parte del
territorio nacional, destruyendo miles de hectáreas en cuestión de minutos, cobrando la vida
de cientos de inocentes y dejando a miles de personas sin hogar.
Hace pocos días, Valparaíso, epicentro el verano pasado de algunos de los incendios más
desoladores de los últimos años, nos recordó una alarmante verdad: las altas temperaturas
no siempre son las responsables. Recientemente, nos enteramos que esta catástrofe que
cobró la vida de 136 personas y que dejó a 16.000 familias sin hogar fue causada,
paradójicamente, por quienes están encargados de prevenir y combatir el fuego en nuestro
país: dos exfuncionarios de CONAF y un bombero.
Este hecho resalta la urgencia de abordar una realidad inquietante: una parte significativa de
los incendios es provocada intencionalmente. Según el último balance 2023-2024 de la
CONAF, el 33 % de los incendios se originaron a propósito. Además, la institución advierte
que 109 comunas del país son altamente propensas a sufrir un siniestro este verano.
Si bien las autoridades competentes, como el Ministerio del Interior, han anticipado algunas
medidas —entre ellas, las reuniones del Comité Nacional para la Gestión del Riesgo de
Desastres (COGRID), la mantención del número de brigadistas ya ampliado en 2022 y el
aumento de la extensión de cortafuegos a 2.882 kilómetros—, resulta crucial apostar por
soluciones innovadoras que mitiguen el impacto de estos desastres y permitan identificar a
los responsables.
En esta línea, las cámaras de video fijo pueden ser de gran ayuda para proporcionar
vigilancia constante en áreas estratégicas, ya sea propensas a incendios o con
antecedentes de siniestros intencionales. Gracias a su sistema de monitoreo en tiempo real,
estas cámaras permiten detectar focos de fuego en sus primeras etapas, facilitando una
respuesta rápida y efectiva por parte de los equipos de emergencia.
Además, esta tecnología no solo es útil para la detección temprana, sino que también
desempeña un rol clave en la recopilación de evidencia y la identificación de culpables,
apoyando significativamente las investigaciones de la fiscalía para determinar
responsabilidades y llevar a los autores ante la justicia. Su implementación también puede
tener un efecto disuasivo sobre quienes consideren iniciar un incendio.
Complementando esta tecnología, las cámaras térmicas de Silent Sentinel ofrecen una
mejor visibilidad antes y durante un incendio forestal, incluso en condiciones extremas.
Estos dispositivos son capaces de detectar anomalías a distancias de hasta 30 kilómetros,
ampliando el área de vigilancia y facilitando respuestas más ágiles y fundamentadas por
parte de los equipos de seguridad.
A las puertas de una de las temporadas más difíciles para el país, es necesario repensar la
estrategia e incorporar todas las soluciones que puedan prevenir pérdidas humanas y
materiales. Igualmente, es imperativo concienciar a privados y ciudadanos sobre su
responsabilidad civil en prácticas como el mantenimiento de áreas verdes en autopistas o
evitar actos irresponsables como arrojar cigarrillos encendidos.
Este verano debe ser un llamado a la acción: prioricemos la tecnología y la prevención para
enfrentar los siniestros con las herramientas necesarias que permitan respuestas rápidas y
efectivas, minimizando al máximo las consecuencias devastadoras que ya conocemos.
Fuente: Vía Central.