- Cuando en Chile siguen las discusiones, en la Comisión de Salud, sobre la ley de aborto, el grito de las Mujeres de Blanco llega a Roma, con su ruego por la vida, en el marco de la visita de la presidenta Bachelet al Papa Francisco.
El impacto de las Mujeres de Blanco ya ha traspasado las fronteras de Chile. Este viernes 5 de junio, cientos de mujeres llegarán a la Plaza de San Pedro, en Roma, para rogar por los chilenos por nacer y por sus madres. Es un llamado de las Mujeres de Blanco de todo el mundo, para que todos entremos en el duelo por los niños abortados y en el corazón herido de sus madres.
La actividad se realizará el mismo día en que la Presidenta Michelle Bachelet, estará en audiencia con el Papa Francisco.
Paz Vial, organizadora de las Mujeres de Blanco, explica así el encuentro: “Muchos chilenos ya han vivido la realidad durísima y desgarradora del aborto en Europa y no quieren eso para Chile. Han visto a mujeres destrozadas, con la vida partida, por un aborto. Estos chilenos hoy, en la Plaza de San Pedro, no quieren ese dolor para su país y gritan en contra de esta ley injusta y bestial”.
“Muchas de las Mujeres de Blanco han abortado y sabemos, por experiencia, que el aborto no sólo mata al niño, sino que también mata el corazón de la madre. El hecho de decidir la muerte de tu hijo te destruye para siempre. El poder de decidir de la mujer que esgrime el proyecto de ley es en verdad un arma de destrucción masiva, que destruye al hijo no nacido, a la madre y a todo su entorno”.
“Todo aquel que ama a Chile por alguna razón, ha venido hoy a gritar ‘¡que VIVA Chile!’ y que no se mate a ningún integrante de ese país ni de ninguna parte más del mundo. Basta de guerras, basta de matar a los más desvalidos en el vientre de sus madres, basta de abusos. Hagámonos cargo, como sociedad, de los niños por nacer”.
“Hemos acogido esa invitación que hizo el Papa de salir a la calle a hacer lío. Hemos venido hasta la Plaza de San Pedro a hacer un tremendo lío, un lío maravilloso, un acto de amor, un ruego de misericordia, para nuestras madres chilenas y sus hijos y para todas las mujeres del mundo que han abortado”.
“La Plaza de San Pedro es un óvalo, una representación perfecta del útero. Es un lugar de plegarias y ruegos y eso es este Acto, un ruego por las madres de Chile y por sus hijos. Un ruego para que a las madres chilenas nunca les falte apoyo, nunca se sientan solas, nunca tengan que decidir abortar. Un ruego para que el aborto nunca sea una opción. Es un grito desde las entrañas para defender lo más preciado de Chile—que no es el cobre, como muchos creen—: sus niños”.
La misión de las mujeres de blanco
Las Mujeres de Blanco aparecieron en las calles de Santiago de Chile, por primera vez, el 19 de marzo, frente al palacio de la Moneda. De ahí en adelante, el grito de las mujeres chilenas para salvar a los niños por nacer no se ha detenido más. De manera espontánea, se han ido juntando en diversos puntos de Chile para defender a sus compatriotas en el vientre de sus madres.
Muchas de estas mujeres han abortado y traen en su corazón un testimonio de dolor, de sufrimiento y también de esperanza. Con su presencia, buscan demostrar que el aborto no es una verdadera opción. El aborto las destruyó. Y después, ellas, con mucho esfuerzo, y con un trabajo interior potente de perdón y de amor, han logrado salir adelante. El aborto, bien lo saben ellas, mata al niño y mata también el corazón de la madre, y por eso se levantan para evitar la ley.
Los derechos que las Mujeres de Blanco defienden son el derecho de la mujer a ser madre, a mantener su dignidad, a tener apoyo en su maternidad, y el derecho a la vida del que está por nacer.
Las Mujeres de Blanco son una organización ciudadana espontánea, que surgió como respuesta de las mujeres chilenas de toda clase social y condición, ante un proyecto de ley que defiende falsos derechos sexuales y reproductivos, y que obliga a la mujer a enfrentar sola embarazos no deseados, cargando sobre sus hombros toda la responsabilidad de decisión. El proyecto de ley libera al hombre de toda responsabilidad sobre sus actos y sobre el fruto de la concepción y le quita el derecho a decidir sobre el futuro de su progenie.
Fuente: Equipo Kontakto Comunicaciones