- Este proceso impacta a todo el entorno del niño o niña, por lo que la familia es un participante activo y primordial de este cambio.
Llegó marzo… Para muchos niños esto significa el ingreso al primer año de colegio. Este es un hito socialmente muy relevado, que exige a los niños incorporarse repentinamente a una cultura “escolar” distinta a la vivida por años en el jardín infantil, en la que pasan a ser considerados personas “grandes”, lo que sin duda les significa importantes desafíos.
Es fundamental que los niños y niñas puedan vivir esta transición como una experiencia positiva y gratificante, una oportunidad para aprender más y que les permita adquirir mejores herramientas para la adaptación y aceptación de las transiciones futuras que deberán enfrentar.
Este proceso impacta a todo el entorno del niño o niña, por lo que la familia es un participante activo y primordial de este cambio. Es por ello que Fundación Integra, como uno de los principales impulsores de la educación inicial en Chile, entrega algunas recomendaciones para que la familia pueda apoyar la transición desde el jardín infantil a la escuela o desde la casa al jardín.
¿Cómo guiar a los hijos en el cambio?
- Es importante hablar con el niño o niña sobre las nuevas experiencias que experimentará, explicarle que tendrá nuevos amigos ayuda a prepararlos con una mirada positiva al cambio.
- Lleve a su hijo a conocer el colegio, es una buena manera de acercarlo a esta nueva etapa. Muéstrele la sala, enseñarle dónde queda el baño y los juegos para que se sienta más seguro.
- Los hábitos y horarios de alimentación y sueño se modifican con la entrada al colegio. Es importante adecuarlos con anterioridad para evitar un cambio drástico en las rutinas diarias.
- Si es posible, acompañar al niño o niña a su sala de clases los primeros días.
- Una vez que el niño o niña comienza a ir, es recomendable que la asistencia sea lo más continua posible.
- Permitirle al niño o niña llevar al jardín algún objeto o juguete que les guste durante el primer tiempo. Muchos niños se sienten más seguros con algún objeto familiar el cual les ayuda a sentirse confiados en un espacio menos conocido.
Fuente: Comunicaciones Fundación Integra.