- Esta versión corresponde al año 2022 y por primera vez, desde 1999, fueron galardonados representantes de las Artes Escénicas Nacionales.
El Presidente de la República, Gabriel Boric Font, junto a la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky, encabezó la ceremonia de entrega del tradicional Premio a la Música Nacional Presidente de la República 2022 y del Premio a las Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República 2022.
Ganadores Artes Escénicas Nacionales Presidente de la República:
Sonia Castillo (Teatro), Teresa Alcaino (Danza), Sebastián Errázuriz (Ópera), Gustavo Caprario (Circo), Jaime Morán y Luisa Morales (Títeres), Guillermo Ganga (Diseño escénico), Francisca Miquel (Artista emergente) y Paulina Mellado (Autores obras de teatro, coreografías, libretos, guiones o relatos).
Ganadores Música Nacional Presidente de la República:
Mauricio Redolés Bustos (Música Popular), Edith Fischer Waiss (Música Docta), Matilde Isabel Fuentes Pino (Chabelita Fuentes) (Música de Raíz Folclórica), Freddy Chávez (Edición Musical) y Germán Torres Merino (Producción Fonográfica).
A continuación las palabras del Presidente de la República, Gabriel Boric Font:
Hay quienes dicen que cuando gente como ustedes, la gran mayoría de ustedes recibe un reconocimiento de estas características, es el premio mismo el que se engalardona más que el premio a ustedes. Y yo creo que es cierto porque en la medida en que vamos creando tradiciones que trascienden al tiempo, aunque estemos partiendo hoy día con las Artes Escénicas, se va generando un prestigio, un sentido de pertenencia, un reconocimiento en vida, cuánta falta nos hace más re conocimientos en vida a las diferentes manifestaciones de la cultura y las artes.
Y eso pasa por la presencia de ustedes hoy día en estos salones, estos salones que son extraños, que tienen de palacio, de historia, de tragedia, pero también de esperanza. Para mí es un honor tenerlos en esta mezcla de emociones en el Palacio de La Moneda.
Agradezco mucho a Edith Fischer y a Guillermo Ganga por sus palabras. Creo que ambos, de manera muy al grano, han dado una imagen muy vívida de lo que significa dedicarse al arte, a la creación en ámbitos que son tan distintos, pero que en el fondo conectan con lo que yo, por lo menos, tengo la convicción es el espíritu de un pueblo, que es justamente las diferentes manifestaciones artísticas y la cultura.
Y eso, en definitiva, es lo que pone en valor nuestros rasgos de humanidad, que son los que muchas veces, desgraciadamente en la política o en la contingencia, están ausentes o se olvidan.
Por eso, vengo llegando de Aysén y en Aysén en el Teatro Regional tuve la oportunidad de ir de sorpresa al Festival de Cellos que organizan en la región y, también, me contaban de cómo habían hecho un Bach en la ruta, tocando obras de Bach en los lugares más recónditos, en Puerto Cisnes, Caleta Tortel, La Junta.
Y yo pensaba cómo podemos hacer para que, desde el Estado, las diferentes manifestaciones artísticas puedan tener expresión en todas partes y no se entienda solamente como un bien de consumo o desde una perspectiva de solamente de espectáculo.
Y en este sentido me permito reflexionar respecto de una frase que antes uno la decía de manera muy inconsciente, pero que hoy día me parece súper violenta, que es la idea de “trabajar por amor al arte” porque todos ustedes son trabajadores y trabajadoras y detrás de ustedes hay muchos otros trabajadores y trabajadoras que quizás no están en el escenario, pero que permiten que el arte suceda y se despliegue. Y como trabajadoras y trabajadores del arte, requieren dignidad, requieren derechos laborales, requieren previsión. Y eso es algo en lo que en Chile estamos muchísimo atrasados.
Me decía mi compañera de baile que la danza está en la UTI, por ejemplo, y yo sinceramente me pregunto ¿qué más podemos hacer como Estado? ¿qué podemos hacer como Estado? Porque no sé cuánto se ha hecho para que las diferentes manifestaciones artísticas no tengan que pasar por estos hospitales.
Ahora, sobre la Ley de Fomento y el Premio a las Artes Escénicas es una gran alegría para mí entregar, por primera vez, el premio a representantes de las Artes Escénicas que han sido elegidos por sus pares, el consejo respectivo. Esta es la primera vez que se entrega el premio, pero como toda buena política pública viene de antes, viene principalmente de su organización, de la organización de los mismos artistas y el proyecto fue presentado durante el segundo Gobierno de la Presidenta Bachelet y nosotros, hoy día, lo estamos implementando y lo estamos instaurando como una política de Estado permanente.
Este fue un anhelo por años y ha sido creado a la imagen y semejanza del Premio de Música que también se entrega desde 1999, pero tiene como particularidad reconocer la amplitud y la diversidad del trabajo de las Artes Escénicas, el Teatro, la Danza, la Ópera y, también, el Circo que ha sido tan importante en la tradición chilena y tantas alegrías nos ha dado. También, el Diseño para la Escena que, muchas veces, uno lo da por sentado, pero hay un trabajo ahí que es tremendo. Los Títeres, los Cuentacuentos, el trabajo de quienes escriben para la escena, los Creadores Emergente. Muchas gracias a todos ustedes por su tremenda pega.
Es muy gratificante, a su vez, ver cómo esta primera versión del Premio a las Artes Escénicas recorre transversalmente las edades de Chile y como, ojalá, se dé la instancia también para que estos diferentes artistas se conozcan y beban de la experiencia unos y otros. Aquí estamos con Panchita Miquel y, también, con los 64 años de trayectoria de los titiriteros Luisa Morales y Jaime Morán. Le pregunté a Jaime cuándo partieron y me decía “el año que tú naciste, el 68” y yo le dije “no, yo nací, al revés, el 86”. Así que llevan casi el doble de mi vida de trayectoria, impresionante.
Se encuentra aquí también trayectorias que hablan de la diversidad de Chile, como la de Sonia Castillo tan ligada a Iquique y a la formación teatral del Norte Grande. Junto con otros que tienen vocación universal y que recorren los escenarios del mundo, dando cuenta del tremendo talento que hay en nuestra patria, como es el caso de las óperas de Sebastián Errázuriz. Muchas gracias por eso, por poner nuestro nombre en letras grandes.
La destreza, la habilidad, el talento de un mago como Gustavo y la disciplina y la perspectiva siempre innovadora de coreógrafas como Teresa Alcaino y Paulina Mellado.
Y, como bien lo decía, bueno, en sus propias palabras, el oficio para el Diseño en escena de Guillermo Ganga nos hace reconocer ese componente que, insisto, muchas veces, damos por hecho, por estar ahí, pero que requiere un tremendo trabajo, muchas veces no reconocido, que es tan valioso como la actuación o como el texto.
Y en materia de Música, nos decía Edith en sus palabras -traté de traer un piano, Edith, para acá, pero me dijeron que era demasiado pesado, porque hay un piano en La Moneda y me dijeron que iba a complicarlo todo, pero a mí gusta complicar las cosas, pero esta vez me “pararon los carros”- que el éxito no son los aplausos ni los contratos, sino muchas veces las caras felices y emocionadas del público después de un concierto. Me ha tocado conversarlo también con artistas y ver lo importante que es ese momento de reconocimiento. Y creo que usted tiene razón y que, también, Chabelita Fuentes o Mauricio se sienten identificados por esas palabras. Ese cariño que, además, se va más allá de lo que pasa en el teatro o en el escenario, cuando uno va a ver una obra, un concierto, una tocata, una exposición, se queda con algo que se lleva para la casa después, que conversa, es algo que trasciende al momento, una experiencia que va más allá de la experiencia misma.
Porque la música es transformadora, como seguramente ayer las más de 100 mil personas que fueron a ver la Novena Sinfonía de Beethoven en el centro de la ciudad, por los 180 años de la Universidad de Chile, quedaron con el corazón hinchado. No me cabe ninguna duda que también le pasó a los que vieron la Octava Sinfonía de Mahler por las Orquestas Juveniles en un Teatro Caupolicán lleno, en donde en verdad fue realmente emocionante. O en el concierto en el Movistar Arena de la Mon Laferte.
Son todas esas expresiones que dejan tiritando y quienes hoy reciben aquí el Premio Nacional de Música vienen desde tradiciones muy distintas, pero comparten esa emoción del encuentro con el público, de la belleza de la creación y de la magia de la comunidad que crea la música.
Sin embargo, sabemos que en Chile la industria de la música está alicaída y que necesitamos también confiar más en nuestros artistas y darles más espacios.
Quiero agradecerles a ustedes sinceramente por permitirnos llegar a un mundo más amplio, por imaginar por fuera de nuestras fronteras, por pensar fuera de la caja. A veces cuando estamos en un problema que hay muchos en este espacio, me siento en mi oficina y me pongo a escuchar música para tratar de pensar fuera de la caja, porque las soluciones no llegan solamente peleando con el adversario o leyendo las cuñas destructivas en la prensa, sino que también deleitándose con un poema o escuchando una obra del tipo que más a uno le inspire.
De tanto en tanto leo “Lo están golpeando” de Mauricio Redolés para acordarme de la viejita que se preguntaba cuándo llegará el socialismo y que la respuesta era del partido de izquierda Campesino Obrero, que si lo mencionó ahora me van a sacar la uña descontextualizada, así que no voy a poder decirlo, pero ustedes se lo imaginarán y trato permanentemente de no convertirme en los protagonistas de aquella obra tan clásica. Pero sí me paseo por Estación Central, con el pecho al aire a veces, tratando de disfrutar nuestros barrios como Yungay.
Quiero agradecerles a Freddy Chávez por su rescate de la obra de Carlos Isamitt, a Germán Torres por persistir en la producción de discos y en la creación de sellos musicales. Gracias a la maestra Fischer, discípula de Claudio Arrau que, a su vez, es bonito lo que decías, porque yo me imagino a Don Claudio Arrau, a quien no tuve la oportunidad de conocer, pero a los 4 años siendo becado por el Presidente Montt, si no me equivoco, desde Chillán a poder estudiar con esa línea histórica de lo mejor de la música del mundo y universal. Y poder rescatar aquello es realmente tremendo, eres un tesoro vivo y no por Claudio, por ti.
Y, por cierto, a Chabelita, portadora de la sabiduría campesina del Chile profundo, formadora de cantores y cantoras como Diego que está por acá, que no lo reconocí al principio, pero él estudió derecho en la Chile, él es un discípulo de Chabelita y nos deslumbraba con el acordeón y, ahora, uno se entera que eras discípulo de esta gran mujer y, en verdad, es bonito ver también como las generaciones van trascendiendo y van conversando entre ellas. Su obra, la obra de los artistas no se acaba con su vida, sino que trasciende en quienes forman y eso yo creo que es tremendamente bonito y emocionante también.
Les pido que sigan creando así con este sueño y yo me obligo, como Presidente de la República, a que desde el Estado prestemos más apoyo no solamente concursable a las artes, las culturas y el patrimonio. Y por eso el mandato que tiene el Ministerio de Cultura de aumentar, de triplicar el presupuesto para las artes, las culturas y el patrimonio durante nuestro Gobierno es algo que vamos a cumplir.
Pero, además, relevar la importancia y la dignidad de los trabajadores y trabajadoras de la cultura a través de los Estatuto de los Trabajadores Culturales es parte de nuestro programa, que viene a dignificar y hacerse cargo de una demanda tan sentida de este mundo que tantas alegrías nos da.
Estos premios expresan una belleza, un orgullo poder tenerlos acá y por lo menos yo me voy con el corazón contento para enfrentar los desafíos que vienen.
Un abrazo muy grande y muchas gracias.
Fuente: Presidencia