- La profesora de la Escuela de Psicología de la PUCV, Andrea Ceardi ofrece una serie de “tips” para no naufragar en este periodo donde miles de alumnos y alumnas están pensando qué hacer con sus vidas.
¿Estudiantes indecisos de qué estudiar o el malestar juvenil por la transición a un mundo laboral adulto? Son miles los jóvenes que están prontos a finalizar el colegio y a empezar otra etapa en su vida. A esto se suma la incertidumbre que nos propone la nueva Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) y lo vivido durante casi tres años de pandemia, lo que claramente afectó en la continuidad del currículum escolar.
Cumplir 17 o 18 años en el imaginario popular representaba una transición entre el mundo escolar en plena retirada y el acceso a las decisiones por las que los jóvenes podían abrirse paso al mundo adulto marcado por el trabajo, su remuneración y el acceso a la independencia.
En la actualidad, miles de jóvenes enfrentan la presión de sus familiares por elegir una carrera que les permita ejercer una profesión para “toda la vida”. Al respecto, la académica de la Escuela de Psicología, Andrea Ceardi, plantea que considerando el mundo de hoy es imposible sostener una proyección tan a largo plazo, si consideramos las condiciones de incertidumbre propias de un mercado fluctuante, a las que se le suman la precariedad de la inserción laboral de los jóvenes.
“En lugar de decisiones para toda la vida, si se quiere sobrevivir adaptativamente a un mundo cambiante, estas son a corto plazo, lo que tiene profundos efectos en la forma como nos miramos a nosotros mismos y cómo proyectamos nuestras identidades laborales. En este contexto, la vocación como un llamado, de esa que tantos nostálgicos declaman como parte del sentido de la elección de una carrera, hoy se vislumbra como un sueño de unos pocos, precisamente porque hoy cuesta sentir el llamado de la vocación en medio de un mar de posibilidades”, indicó.
El ideal de meritocracia durante décadas significó sostener la confianza en un sueño por el que nuestra vocación en la elección de una carrera profesional permitía alcanzar la movilidad social por nuestros méritos. Sin embargo, la constatación de un mundo cambiante hizo fisuras importantes a ese ideal, lo que implicó una profunda pérdida de confianza en la mayoría de los jóvenes para conformar un proyecto autónomo que no reproduzca las diferencias que traemos desde la cuna.
¿Qué recomendaciones se puede dar a los jóvenes a la hora de decidir por su futuro técnico o profesional? Frente a ese mapeo, la pregunta por los consejos a los escolares que aún no saben qué carrera elegir puede tener sentido.
“Se sugiere primero hablar con nuestros cercanos respecto a las tensiones y miedos que las representaciones imaginarias tienen respecto al trabajo y la incertidumbre laboral de las carreras que nos llaman la atención. En tercer lugar, distinguir entre elecciones por expectativas laborales (carreras con mayor demanda y mayor empleabilidad) versus carreras en que si bien su empleabilidad es incierta, me generan un genuino interés. En cuarto lugar, se sugiere tomar decisiones informadas, considerando estas variables”, expresó.
“Un buen consejo es asistir a las universidades, buscar material en la web que nos permita conocer bien el plan de estudios y el campo laboral de cada carrera. Poder entrevistarse con profesionales del área. Conocer las experiencias de otros jóvenes y decisiones al minuto de elegir la carrera y la trayectoria inicial antes de estudiarla, conocer áreas de interés y aspectos afines entre carreras. Lo que caracteriza a nuestras sociedades actuales es que la información y el aprendizaje es un recurso valorado que no se agota en la formación universitaria”, complementó.
Hoy en día “aprender para toda la vida” comienza a ser una necesidad, que se relaciona con un proceso de formación continuo. Este punto es importante, ya que la orientación de competencias fundamentales es compartida por carreras afines y las experiencias que conlleve su elección le va a implicar al estudiante ir desarrollándolas.
“Esto es importante ya que sirve para bajar el impacto que puede tener pensar que en esta decisión se me juega la vida. Es valioso discriminar y distinguir los alcances de esta decisión, pero en forma realista y medida. Ser consciente del tiempo, de los recursos, y esfuerzos que dedicará y establecerse metas concretas que le permitan afianzar la continuidad de su elección. Sugiero compartir con la familia estas inquietudes y también dejarse apoyar por profesores, reconocer las fortalezas y debilidades de un área y los apoyos y esfuerzos que necesitará para lograrlos”, concluyó.
Fuente: PUCV