Se trata de una habilidad para alcanzar los objetivos utilizando los recursos
disponibles de forma auténtica. Puede trabajarse desde la infancia fomentando la
confianza en sí mismos, y llevado a un punto de vista deportivo, contribuye a forjar
pensamientos asentados en el goce, la disciplina y la perseverancia.
El 2024 ha estado marcado por eventos deportivos de diferentes disciplinas.
Copa América, Eurocopa, Wimbledon e incluso una edición de los Juegos
Olímpicos con sede en París han mostrado en medios de comunicación y
redes sociales a decenas de atletas entregar lo mejor de sí mismos para
obtener buenos resultados tanto para su registro personal como para los
países a los que representan.
En la mayoría de los casos, su perseverancia y esfuerzo hacen reflexionar
respecto a qué hay detrás de una mentalidad ganadora y cómo es posible
desarrollarla. Al respecto, el psicólogo e investigador de la Facultad de
Psicología y Humanidades de la Universidad San Sebastián (USS), Gabriel
Urzúa, define este concepto como “aquella habilidad para alcanzar los
objetivos utilizando los recursos de los cuales disponemos de forma auténtica
y evitando ganar a toda costa, ya que ganar o el éxito es la consecuencia de
un trabajo bien hecho. Ganar no siempre se logra, pero si trabajamos bien las
posibilidades aumentarán”.
Lo anterior, llevado a un punto de vista deportivo, releva la importancia de
trazarse metas a largo plazo, muchas veces en desmedro de otras menos
inmediatas y por tanto menos importantes. Sin embargo, esto se puede
extrapolar a otros ámbitos de la vida como el trabajo o los estudios donde
resulta clave ver oportunidades en momentos de falla o dificultad.
Para lograrlo, explica el académico, es “deseable que desde la infancia se
trabaje en el desarrollo de la confianza en sí mismos, digan lo que digan y
pase lo que pase, mi foco está en mejorar como persona y de forma íntegra.
Con esto, nos sentiremos más livianos y felices, lo que se transformará en
mejores resultados no solo en el deporte, sino que en cualquier actividad que
me toque desarrollar”.
En ese sentido, la evidencia ha demostrado que la actividad física sí
contribuye a forjar una mentalidad ganadora o positiva, asentada en el goce,
la disciplina, la autoconfianza y la perseverancia. No obstante, el investigador
USS enfatiza en que para desarrollarla desde la infancia es necesario “pensar
en actividades físico-deportivas que se adapten a las necesidades de los niños
y no imponer prácticas deportivas que muchas veces a ellos no les hacen
sentido y que terminan por desincentivar la actividad física. Hay que diseñar
prácticas corporales que se ajusten a las características y necesidades de sus
participantes, además de considerar aspectos del entorno y la cultura para
generar una mayor adhesión y disfrute”.
En ese sentido, Urzúa recalca que las tasas de inactividad física y obesidad
son “cada vez más preocupantes”. Así lo demostró un estudio internacional
publicado en la revista médica The Lancet, donde uno de los hallazgos más
relevantes dictaba que la tasa de obesidad entre niños y adolescentes se ha
cuadruplicado, siendo Chile el país latinoamericano con mayor nivel de
obesidad infantil.
Fuente: USS.