- Iniciativa utiliza un polisacárido que se puede encontrar en las cáscaras de los crustáceos, para posteriormente, por medio de un proceso químico, transformarlo en quitosano
Los estudiantes de la Escuela de Ingeniería Civil, Matías Muñoz y Benjamín Aravena, junto a las alumnas Fernanda Vargas y Valeria Brito, de la Escuela de Ingeniería Bioquímica, recibieron un importante reconocimiento de la Academia I+D del Área de Investigación y Postgrado de la Facultad de Ingeniería por su proyecto “Evaluación del efecto de un biopolimero a base de quitosano en la mitigación de la corrosión en distintos metales”.
Con relación a su proyecto, Matías Muñoz comentó que lo que se buscaba era implementar este biopolímero para evitar la corrosión mediada por microorganismos. “El proceso se inicia con la extracción de la quitina, un polisacárido que se puede encontrar en las cáscaras de los crustáceos, para posteriormente, por medio de un proceso químico, transformarlo en quitosano, biopolímero que en la actualidad se utiliza para evitar la biocorrosión de implementos dentales compuestos por titanio”.
Por medio de esta innovadora propuesta se busca evaluar e implementar este biopolímero en el acero, material que representa el 80% del consumo en el área de la construcción, extrapolándolo a diversas obras civiles y sintetizándolo en forma de pintura para recubrir el acero en las obras, evitando la corrosión mediada por microorganismos.
Benjamín Aravena reconoció que esta iniciativa significó un gran desafío: “el primer obstáculo fue generar una idea que abarcara a las escuelas de Ingeniería Civil y de Ingeniería Bioquímica. Y finalmente llegamos a una propuesta consensuada, que es la oxidación en puentes, y generamos una lluvia de ideas. En base a investigaciones recientes, se había descubierto un polímero natural que permitía evitar la oxidación, lo que representa una solución sustentable”.
Los y las estudiantes coincidieron en que el proyecto constituye una gran oportunidad para poner en práctica sus conocimientos y formular proyectos que respondan a las nuevas necesidades de la ingeniería.
“EXPERIENCIA ENRIQUECEDORA”
“Fue una experiencia enriquecedora. Aprendí cosas fundamentales, que preparan para la vida, desde cómo exponer frente al público hasta buscar información. Lo que más destaco es que estas instancias permiten desarrollar trabajos y proyectos multidisciplinarios, vincularnos con ingenieros y estudiantes de ingeniería de otras escuelas refuerza enormemente nuestro criterio y conocimientos, muy importante para nuestro crecimiento profesional”, explicó Matías Muñoz.
Por su parte, Benjamín Aravena señaló que “la Academia I+D nos entregó una serie de conocimientos. Tuvimos charlas de distintas entidades de la universidad: con la Biblioteca PUCV tuvimos una conferencia muy buena respecto a la búsqueda de papers, entendiendo cómo funcionan las bases de datos y las ecuaciones de búsqueda. También conocimos los distintos financiamientos que entrega la Universidad para ideas del alumnado y las alternativas que da el Estado para obtener financiamiento a futuras investigaciones”.
Cabe destacar que las iniciativas de las y los estudiantes de pre y postgrado que fueron destacadas se circunscriben a tres ejes estratégicos, como son investigación, la innovación y formulación de proyectos concursables, todos dentro del marco del proyecto de Ingeniería 2030 y que, a través de la Academia I+D, busca preparar integralmente a quienes deseen continuar su carrera en las áreas de la investigación y el desarrollo.
Fuente: PUCV