El doctor en Ciencias Forestales, Ariel Muñoz, quien es académico e investigador de la PUCV, advirtió que producto de la larga sequía que afecta al país “hay una carga de combustible seco que puede ser un polvorín para siniestros”, lo que se agudiza durante las olas de calor.
La ola de calor que afecta a la zona central de Chile, sumado a que, en los días de Fiestas como Navidad y Año Nuevo, son factores que incrementan los riesgos de incendios forestales, sobre todo porque son muchas las familias que acuden a disfrutar de la naturaleza sin tomar las medidas de resguardo al realizar asados o fogatas. A ello se suma que la zona central del país está siendo afectada por una sequía que ya lleva 11 años y que se ha agudizado en los últimos tres.
“Las fiestas realmente generan un riesgo de incendio en la medida que la gente se va moviendo, hace asados, etcétera. Uno esperaría que las fiestas fueran tranquilas y para eso hay que prevenir. La gente tiene que estar consciente de que hay un riesgo muy grande de incendios este verano en Chile central, porque el bosque está seco, la vegetación está seca como nunca en esa zona. Hay una carga de combustible seco histórica en Chile central y un incendio puede ser realmente catastrófico”, advirtió el investigador y académico de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Ariel Muñoz, quien es doctor en Ciencias Forestales.
El experto planteó que la sequía de once años tiene los bosques secos y resaltó que desde 2018 “hemos visto a los bosques secarse más y más. Los últimos tres años han sido muy secos. Tenemos bosques en muchas zonas completamente secos, lo que es un polvorín, básicamente”.
Muñoz subrayó que “el secamiento de las masas de bosques y de matorrales especialmente en las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins puede significar que haya combustible seco como nunca disponible para generar incendios de grandes proporciones. Entonces la temperatura alta, que es un precursor que ayuda a que se generen incendios, es algo especialmente peligroso en estas épocas de fin de año donde además hay más personas visitando lugares abiertos y zonas de recreación en entornos naturales y esto puede generar focos de incendio que podrían transformarse en mega incendios como ya nos pasó el año 2017”.
El académico recordó que en ese año el país enfrentaba recién siete años de sequía y en la actualidad ya van 11 períodos extremos en dicha condición, lo que agudiza los riesgos: “tener un gran stock de biomasa seca como nunca hemos conocido en estas regiones producto de esta sequía extrema e inusual es un peligro. Nunca en una sociedad humana en estos territorios, en más de mil años, se presentaba una situación como esta. Entonces nunca la sociedad se ha tenido que enfrentar a una situación tan riesgosa como la que nos enfrentamos ahora”.
RECOMENDACIONES
El investigador recordó que es fundamental “extremar el cuidado e incluso evitar hacer fuego en lugares abiertos, ya que una chispa puede prender e incendiar grandes superficies”.
También, dijo, “es necesario ser responsable con los cigarrillos y con toda fuente de ignición. También es muy importante que la comunidad organizada pueda avistar tempranamente los focos de incendio y poder alertar, y los organismos técnicos deben implementar herramientas que puedan dar una alerta temprana sobre todo en lugares que puedan estar más expuestos a las olas de calor ya sea desde la perspectiva de radares o vuelos de dron o imágenes en tiempo real que permitan saber cuáles son las zonas que posiblemente poseen más combustible seco y donde hay más temperatura y por ende más probabilidades de que haya un incendio”.
Fuente: PUCV.