El trovador cubano dará cuatro conciertos en Santiago en su retorno al país tras siete años. Su vínculo con sus fans data de hace 50 años, pero su música sigue vigente y ganando adeptos en las nuevas generaciones.
En su momento de mayor demanda, la fila virtual para conseguir una entrada para los conciertos de Silvio Rodríguez en Chile (29 de septiembre, 1, 5 y 6 de octubre) alcanzó las 180 mil personas. Tal era la locura por conseguir un asiento en el Movistar Arena, que muchas personas sugirieron en redes sociales que el recinto del Parque O’Higgins le quedaba chico al trovador cubano y que debía mover su show al Estadio Nacional, recinto que el mismo artista supo llenar en 1990.
El éxito de ventas, en el regreso del cantautor a nuestro país después de siete años, es un fiel reflejo del nexo inquebrantable que existe entre el artista y sus miles de seguidores y seguidoras en el país, unión que se forjó en los primeros años de la década del setenta, cuando el cubano visitó por primera vez Chile invitado por Gladys Marín.
“(Chile) fue el primer país latinoamericano que visité. En septiembre de 1972, Gladys Marín, a quien conocí por Isabel Parra, nos invitó a Noel Nicola, Pablo Milanés y a mí a un congreso de la Jota. Simultáneamente, se estaba haciendo una exposición internacional en Santiago y recuerdo haber grabado un grupo de canciones para la sede cubana en ese evento. Todas las noches íbamos para la Peña de los Parra, donde tuvimos una idea de lo amplio que era el movimiento de la canción de entonces”, recordó Silvio Rodríguez en entrevista con La Tercera.
Tras el Golpe de Estado de 1973 la obra del cubano fue prohibida por el régimen militar, pero su música se expandió de forma clandestina, de mano en mano, con cassettes regrabados que eran repartidos con envoltorios falsos. Fue así que canciones como “Ojalá”, “Playa Girón”, “Santiago de Chile” o “Te doy una canción” se volvieron parte del colectivo de la oposición a la dictadura.
“Algunos compraban nuestros discos en España, les sacaban las portadas y enmascaraban las placas en otras envolturas. Muchos chilenos nos contaban esas cosas que también se hacían con los casetes”, comentó el artista.
Para Felipe Cussen, académico del Instituto de Estudios Avanzados (Idea) de la Usach, el nexo de Silvio Rodríguez con Chile a ratos sobrepasa el ámbito del estrictamente político y su calidad artística es reconocida incluso por personas contrarias a sus ideales. Sin ir más lejos, José Antonio Kast se declaró fan del artista cubano.
“A pesar de esta correlación entre la música de Silvio Rodríguez y una determinada tendencia política, es muy interesante que en todo este tiempo su música permeó en otros ambientes. ‘Ojalá’ fue cantada por Gloria Simonetti en el Festival de Viña de 1982, por ejemplo. Y hasta hoy, incluso políticos de ultraderecha como José Antonio Kast, manifiestan que disfrutan sus canciones. Esto nos habla, claramente, de una valoración de su calidad como compositor e intérprete más allá de las posturas ideológicas”, sostuvo el académico, quien aseguró que la música de Silvio también ha conquistado a nuevas generaciones gracias a los tributos que rinden las bandas nuevas, como en el caso de Los Bunkers.
“Creo que un elemento que también influye es el interés que se ha prolongado en nuevas generaciones. Son varios los hitos que regularmente traen a esta figura en el ámbito público. La trágica muerte de Felipe Camiroaga nos hizo escuchar muchas veces “Ángel para un final”, del mismo modo que los covers de Los Bunkers han permitido que muchos jóvenes lo conozcan”, sostuvo.
Fuente: Usach