Giorgio Cuneo, Key Account Manager de Mercados Comerciales de Motorola
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Quedan cuatro meses para que inicie el verano y, con ello, se asoma el temor de
miles de chilenos de revivir crudas experiencias como lo fue el incendio en la región
de Valparaíso, donde 112 personas perdieron la vida y más de 3.000 familias
quedaron sin hogar. O los incendios en la Región de Biobío, primera en la lista en la
frecuencia de estos siniestros según el Faro UDD, donde solo entre 2022 y 2023 se
produjeron 190 incendios en la comuna de los Ángeles, lo que provocó la
destrucción de más de 5.000 hectáreas de zonas forestales.
Recientemente, el ministerio de Interior convocó al “Primer Encuentro Nacional de
Comunidades Preparadas para la Reducción del Riesgo de Incendios Forestales”,
con el objetivo de revisar el plan de prevención. Una buena noticia en lo que respecta
a la anticipación, sin embargo, de cara a lo que viene, la tecnología debe estar en el
corazón de la discusión para dar una respuesta efectiva y mitigar, a como dé lugar,
las consecuencias fatales durante la emergencia.
En este sentido, es fundamental que los diferentes actores, tanto públicos como
privados, intensifiquen sus esfuerzos para construir comunidades y entornos más
resilientes, lo que requiere una mayor capacidad de coordinación y respuesta. En
este contexto, las nuevas tecnologías juegan un papel crucial, destacándose la
necesidad de avanzar hacia sistemas de comunicación crítica. Este factor es
esencial para mejorar el rendimiento de los organismos de emergencia y de los
equipos de reacción rápida de las empresas forestales, que actúan como la primera
línea de defensa en las localidades más aisladas.
Tecnologías como el centro de comando y control marcan la diferencia en
momentos críticos, ya que permite proteger a las personas y a los activos, a través
de la respuesta coordinada, que considere, por ejemplo, la geolocalización de los
trabajadores en una zona forestal y la agregación de fuentes de video y audio, que
permitan alertar el peligro inminente en el que se encuentra y, minimizar el riesgo de
por ejemplo, un fallecimiento durante la emergencia.
Basados en la experiencia de años anteriores, el panorama es poco auspicioso y,
seguramente, enfrentaremos una temporada de incendios durísima. El tema es
cómo estar mejor preparados.
Es tiempo de reflexionar desde lo público y lo privado acerca de la importancia de la
comunicación crítica durante desastres naturales. Seguramente no podremos evitar
que ocurran en su totalidad- y de hecho, el número de incendios en Chile está
creciendo exponencialmente-, pero sí estamos a tiempo de implementar soluciones
tecnológicas que den una respuesta adecuada y eficiente para eventos catastróficos
como estos.
Fuente: Vía Central.