Jorge Muse, Gerente cuentas clave de Motorola Solutions
Prácticamente todo lo que ocurre en el hemisferio norte, es un pronóstico de lo que, tiempo después, ocurrirá en el sur. Y en Chile, con su clima mediterráneo y una muy prolongada sequía, sabemos con razonable certeza lo que nos depara la temporada de incendios que se viene una vez que el verano nos alcance.
Veamos: Según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), en España se han medido temperaturas extremas desde abril de 2023; en Grecia, la ola de calor de julio probablemente sea la más larga registrada en la historia y, solo en ese país, se quemó en julio una superficie equivalente a la mitad de Berlín.
“Estamos entrando en un terreno desconocido”, dijo la semana pasada la Organización Meteorológica Mundial, después de que la primera semana de julio se convirtiera en la más calurosa de la historia desde que existen registros.
La crisis abarca todas las áreas de la actividad humana, pero por espacio haremos foco en una: Los impactos económicos. DW en una edición reciente indica que la agencia de calificación Moody’s considera que el calor y los incendios forestales podrían hacer que el sur de Europa sea menos atractivo como destino de viaje a largo plazo. Duro golpe para economías como Grecia, que encuentran en el turismo el 20% de sus ingresos.
En América Latina, y en Chile particularmente, sabemos de estas cosas. Latinoamérica es la segunda región más propensa a desastres naturales en el mundo y aún está fresco en la memoria el recuerdo de los mega incendios que asolaron el sur de Chile en 2017, con 183 mil hectáreas consumidas. En 2023, el escenario de destrucción se repitió con similitud.
Debemos adelantarnos, entonces, y hacerlo en todos los frentes. Nosotros, desde nuestro ámbito de acción, sabemos que, desde la tecnología e innovación, podemos dar pasos que ayudarían a estar mejor preparados. Las soluciones de comunicaciones de misión crítica son el camino que deberíamos seguir, lo que supone avanzar hacia un ecosistema que integre dispositivos de radio móvil terrestre, video seguridad y software de centro de comando, respaldadas por servicios administrados y de soporte, propiciando la colaboración entre las agencias de emergencias.
Deberíamos redoblar esfuerzos para que la integración entre estas tecnologías nos permita avanzar desde modelos reactivos a proactivos, a dar respuestas más rápidas, alertas tempranas, intervenir de manera inmediata y facilitar el despliegue de las agencias encargadas de combatir los incendios. Todo ello, con soluciones interoperables, capaces de constituir un ecosistema interconectado.
Claramente, la arista económica del desafío que enfrentamos es crítica. Aunque llevamos varias temporadas de baja en las exportaciones forestales, éstas siguen siendo cuantiosas: el país registra envíos por un valor FOB de casi US$ 6.000 millones y cuenta con 2.3 millones de hectáreas de plantaciones forestales, con todo un ecosistema social y económico en torno a la actividad que tenemos el deber de cuidar.
Fuente: Vía Central