Sin duda una de las especialidades con más exigencias dentro del Ejército, es el curso de Buzo Táctico, sólo un 30% de sus alumnos logra egresar airosos de tan ardua travesía. Esto es lo que tuvo que sortear el Teniente Joaquín Hafelin S., quien ya desde pequeño visualizaba su camino como un anfibio del Ejército. “Tuve la suerte de que mi mamá siempre me inculcó valores y a hacer las cosas con disciplina, además ella era Buzo por lo tanto mi cercanía con el mar hizo que soñara en convertirme en un Buzo Táctico” con estas palabras el joven de 29 años relata cómo desde su niñez veía el mundo militar como la vida que él quería, además cuenta que su abuelo, quien formó parte de la Armada de Chile, siempre le contaba historias que sin duda lo inspiraban y motivaban a formar parte del Ejército.
Así es como en el año 2010 Hafelin ingresó a la Escuela Militar, formando parte de la promoción Bicentenario pero dentro de emociones y experiencias nunca imaginó lo que le tocaría vivir. “Cuando ingresé como cadete ocurrió el terremoto de febrero del 2010 (…) Nunca imaginé que como cadete de primer año me tocaría ayudar en una de las zonas más afectadas del país, supe en ese momento que la gente nos esperaba (al Ejército) como una luz de esperanza”, así es como Joaquín daba a entender la cruda experiencia de familias que lo perdieron todo en el movimiento telúrico, sin ir más lejos dentro de sus labores le tocó ayudar a una esposa y madre quien perdió a su hijo y esposo. “Para mí el saber que esa señora necesitaba de nosotros reforzó mi compromiso de ayudar a la gente (…) recuerdo que mientras levantábamos una casa para ella, la señora nos agradecía por nuestra labor, eso me impactó y entendí desde muy joven el compromiso con la patria y su gente”.
Con el paso del tiempo el hoy actual Teniente decidió optar por el camino del Arma de Ingenieros, quienes están capacitados maniobrar en escenarios anfibios bajo cualquier condición, pero también hay acciones que realizan en operaciones apoyo a la comunidad como es acortar las distancias que existen en algunos territorios del país, en simples palabras conectar distintos puntos de difícil acceso para la ciudanía. “Escuchaba historias de personas que caminaban horas para llegar a su destino debido a las complicaciones del terreno y cuando supe que el Ejército participaba activamente en acortar dicha brecha, supe que de alguna manera podía contribuir a ayudar a las personas con un trabajo anónimo y de beneficio a la comunidad”.
Ya en el año 2018 Joaquín decidió, ingresar al Curso de Buzo Táctico, si bien tenía una noción de lo que podía ser, menciona que no dimensionó el gran desafío que conllevaba. “El curso fue fuerte, ya que el común de las personas no está acostumbrada a estar siempre en el agua, en mi caso gracias a la educación de mi madre, ya estaba familiarizado con el mar y logre obtener la tan anhelada especialidad”.
Tal es el nivel de entrenamiento que realizan estos hombres que incluso el Teniente Hafelin, hace pocos meses atrás participó en un rescate en la Antártica de Chile, debiendo entrar a las álgidas aguas de menos tres grados bajo cero, para salvar a los integrantes de una embarcación que se estaba golpeando, debido a los fuertes vientos, contra unas rocas. “En ese momento uno analiza todos los riesgos que pueden existir, ya sea el frío del agua, el viento, los lobos leopardo, en fin pero el objetivo también es salvar vidas que están en riesgo (…) y de esta manera con mi compañero decidimos posicionar la vida de las personas como prioridad logrando un rescate exitoso”.
Hoy el Teniente y padre de dos hijos se mantiene realizando sus labores pero esta vez entregando todos sus conocimientos a los nuevos alumnos que ingresan a la Escuela de Ingenieros. “Parte de mi trabajo es transmitir todo lo que yo he aprendido hacia las nuevas generaciones del Ejército”.
Departamento Comunicacional del Ejército