Estamos viviendo una de las citas más populares y esperadas por tantas personas a lo largo del planeta como lo es un Mundial de Fútbol, para muchos y muchas el deporte Rey, o como dice un afamado relator chileno: “los 90 minutos, del deporte más hermoso del mundo”.
No entraremos a dilucidar si es o no el deporte más hermoso del mundo, pero sí me gustaría traer a colación un par de antecedentes coyunturales, de los cuales incluso la Organización Internacional del Trabajo (OIT) se ha referido: la gran cantidad de personas que habrían fallecido producto de trabajos forzosos o por incumplimiento de las medidas de seguridad laboral, presionadas por intentar cumplir a tiempo la construcción de estadios e infraestructura para la tan anhelada cita planetaria.
Según el periódico británico The Guardian, la cifra podría ascender a 6.500 trabajadores muertos desde el 2010, año en el cual Qatar fue elegido sede del Mundial 2022. En específico la OIT señala que, solo en el año 2020, murieron 50 personas y más de 500 quedaron lesionadas en obras relacionadas al Mundial. Por su parte, Amnistía Internacional indicó a la FIFA destinar, al menos, 440 millones de dólares para compensar los abusos laborales que habrían violado los Derechos Humanos de los trabajadores migrantes que han sido y fueron mano de obra fundamental en la construcción de los estadios que albergan y albergarán los partidos del Mundial.
Creo que estos datos nos pueden llamar la atención y espero no por la belleza de las construcciones, ni por la cantidad de millones de dólares destinados a ellas, sino que por que significa que tantas personas hayan sido violentadas en sus derechos laborales, hayan quedado lesionadas de manera grave o incluso hayan perdido la vida por el hecho de hacer “gozar” al mundo a través de la pasión que genera un Mundial de Fútbol.
Es por esto que es necesario detenerse y reflexionar: ¿Un mundial de fútbol es razón necesaria para explotar y hacer perder tantas vidas humanas? ¿Un mundial de fútbol tiene el suficiente poder para violentar a tantas personas para beneficiar el gusto de otras? ¿Un mundial de fútbol tiene la fuerza necesaria para solo centrar la atención en lo espectacular del evento sin mirar el camino recorrido por el mismo? Claramente decimos no, un no rotundo, dado que por sobre cualquier elemento y frente a cualquier situación siempre la vida humana debe tener su lugar, su espacio para que pueda existir y desarrollarse hasta lo máximo posible. Debemos vivir bien, incluso por sobre el deporte que atrae multitudes como es el fútbol.
Christian Guzmán Verdugo
Subdirector Nacional de Formación e identidad Santo Tomás
Fuente: Simplicity