Transformación digital, sostenibilidad e inteligencia artificial no sólo están redefiniendo la forma en que las instituciones públicas operan y responden a las necesidades de la ciudadanía. Entregan también los caminos para que las universidades se transformen en agentes clave en la generación de conocimiento, desarrollo de capacidades y articulación entre distintos actores del ecosistema de innovación.
A través de sus espacios de HUB o de FAB LABS, las casas de estudio públicas pueden asumir un papel protagónico en el proceso, funcionando como instancias de experimentación y desarrollo de soluciones innovadoras para el Estado.
Gracias a sus enfoques en la vinculación con el entorno y el fomento de la innovación aplicada, las universidades hoy se presentan como un adecuado puente entre academia, sector gubernamental y territorio local.
La academia, con su acceso a talento multidisciplinario y a infraestructuras de investigación, puede funcionar como un laboratorio de experimentación para el sector público.
A través de alianzas estratégicas con ministerios, municipios y otros organismos, tienen la capacidad de pilotear nuevas soluciones a problemas públicos complejos, reduciendo los riesgos de implementación y mejorando la eficiencia de las políticas públicas. Este enfoque permite también el desarrollo de modelos de gobernanza más ágiles y basados en la evidencia, uno de los grandes desafíos que enfrentan las instituciones del Estado.
La colaboración con universidades facilita el diseño de estrategias informadas, fundamentadas en estudios de caso y datos empíricos, lo que minimiza la incertidumbre en la toma de decisiones y fortalece la capacidad del sector público para responder de manera efectiva a las necesidades de la ciudadanía.
Uno de los mayores retos que enfrentan las instituciones del Estado es la adaptación a la era digital. La automatización, el uso de big data y la inteligencia artificial están redefiniendo la gestión pública. Sin embargo, la brecha de conocimientos y habilidades en estas áreas sigue siendo significativa.
Así como en nuestra universidad se desarrollan diversas iniciativas de formación y capacitación dirigidas a funcionarios públicos, facilitando la adquisición de competencias en metodologías ágiles, gestión de datos, experiencia de usuario y tecnologías emergentes, otros espacios académicos también lo hacen.
A través de postgrados, cursos de especialización y programas de certificación, las universidades públicas contribuyen a la profesionalización del aparato estatal, asegurando que las instituciones se mantengan a la vanguardia en temas de innovación.
El cambio climático y la crisis ambiental obligan a repensar las estrategias de desarrollo en el sector público. Las universidades públicas, al estar distribuidas a lo largo del país, pueden convertirse en nodos de innovación territorial, promoviendo soluciones adaptadas a las realidades locales.
Desde el desarrollo de ciudades inteligentes hasta la implementación de políticas de economía circular, la academia aporta conocimiento aplicado a la gestión de recursos, la planificación urbana y la eficiencia energética. La descentralización del conocimiento y la innovación es clave para generar políticas públicas más inclusivas y efectivas.
El contexto actual exige una mayor flexibilidad y capacidad de respuesta por parte del ámbito público. Para lograrlo, la vinculación con universidades estatales debe fortalecerse a través de la creación de observatorios de innovación, laboratorios de experimentación y centros de transferencia tecnológica.
En el camino hacia 2050, el desafío no sólo será implementar nuevas tecnologías, sino generar una cultura de innovación dentro del Estado. Para ello, las universidades deben consolidarse como socios estratégicos del sector público, fomentando una mentalidad de cambio y aprendizaje continuo.
Manuel Lara, Coordinador del Programa de Innovación de la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM)
Fuente: Impronta.