“En la madrugada de ayer desconocidos quemaron un bus del Transantiago; hace unos días se conoció la noticia de cajeros automáticos en comisarías para protegerlos de la delincuencia; gran parte de los profesores del país en paro nacional desde hace semanas; el crecimiento económico es lento; el desempleo crece; y la inversión internacional está paralizada. Sin embargo, la agenda del gobierno avanza sin alteraciones”.
De esta manera, el diputado de la UDI Enrique van Rysselberghe criticó la “necedad” y “ceguera ideológica” del gobierno de la Nueva Mayoría, pues –según dijo- “la actual administración insiste en promover su agenda reformista por sobre las verdaderas inquietudes y necesidades de los chilenos”.
“El gobierno simplemente no escuchó el clamor ciudadano de las encuestas y mantiene sin pausa ni alteración su agenda reformista. En el oficialismo se debate sobre la conveniencia de cambiar el ritmo y el sentido de las transformaciones propuestas, pero lo concreto es que el gobierno no ha modificado un grado su hoja de ruta”, dijo el legislador.
Y es que para Van Rysselberghe, “lo más increíble es que los partidos de la Nueva Mayoría se reunieron formalmente con bombos y platillos para definir su agenda política para los próximos meses, hicieron grandes declaraciones sobre los temas que importan a la gente y al final del día el gobierno mantiene inalterable su rumbo sin cambiar un centímetro su trayectoria inicial”.
“Es como si al ejecutivo no le importara en lo más mínimo los datos de la realidad ni los efectos políticos adversos que están generando sus propuestas. Esta ceguera ideológica del oficialismo tiene como meta dejar instalado cambios legales e institucionales que sin duda pueden ser muy difíciles de cambiar en el futuro. De ahí que una parte del oficialismo parece dispuesto a sacrificar su caudal electoral e incluso el capital político de la Presidenta por conseguir cambios institucionales o legales que modifiquen y alteren el modelo de desarrollo de nuestro país”, remarcó.
Por lo anterior, Enrique van Rysselberghe aseveró que “el gobierno ya no está gobernando para mejorar la vida de los chilenos ni resolver sus problemas más urgentes, sino más bien para cumplir un apretado itinerario ideológico institucional que se quiere conseguir en sólo cuatro años y que busca destruir los pilares libertarios de nuestra sociedad y reemplazarlos por otros fundados en el Estado como motor del desarrollo social”.